Se requiere además que hablen bien de él los que no pertenecen a la iglesia, para que no quede en vergüenza ante el pueblo y caiga en la trampa del diablo.
Los que quieren hacerse ricos caen en la tentación de muchas cosas malas y se vuelven esclavos de sus muchos deseos. Estas preocupaciones sin sentido y dañinas hunden a la gente en la ruina y en la destrucción.
Que les enseñen a pensar bien las cosas, a ser santas, cuidadosas del hogar, bondadosas y obedientes de sus esposos. De esa manera nadie hablará mal del mensaje de Dios.
Ellos le contestaron: ―Venimos de parte del capitán Cornelio, un hombre justo y que adora a Dios, respetado por todo el pueblo judío. Un ángel de Dios le dijo que tenía que invitarlo a usted a su casa, porque usted tiene algo que decirle.
En cuanto a Demetrio, todos hablan muy bien de él, y hemos comprobado que esto es verdad. También nosotros pensamos bien de él, y bien sabes que no mentimos.
No debe ser alguien con poco tiempo de haber conocido al Señor, porque podría volverse orgulloso y entonces recibiría el mismo castigo que recibió el diablo.