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Referencias Cruzadas

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1 Tesalonicenses 1:10

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Nos contaron que ahora esperan que Jesús regrese del cielo. Dios fue quien resucitó a su Hijo, y su Hijo nos libra del castigo que vendrá sobre los pecadores.

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46 Referencias Cruzadas  

Porque Dios no nos eligió para castigarnos, sino para darnos salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo.

Pero, al ver que muchos fariseos y saduceos llegaban adonde él estaba bautizando, les dijo: «¡Nido de víboras! ¿Quién les dijo que huyeran del castigo que se acerca?

Sin embargo, Dios lo resucitó, librándolo de las ataduras de la muerte. ¡Era imposible que la muerte lo mantuviera bajo su dominio!

Porque Cristo murió para perdonar nuestros pecados una sola vez, y es suficiente. Él, que era justo, murió por nosotros, que éramos injustos. Así nos acercó a Dios. Él sufrió la muerte en su cuerpo, pero el Espíritu hizo que volviera a la vida.

¡Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia, nos ha hecho nuevas personas y nos ha dado seguridad de que recibiremos sus promesas. Es como si nos hubiera hecho nacer de nuevo, y eso lo hizo por medio de la resurrección de Jesucristo.

De igual manera, Cristo fue ofrecido en sacrificio una sola vez para quitar los pecados de muchos. Después aparecerá por segunda vez. Pero ya no vendrá para morir por el pecado de alguno, sino para traer salvación a quienes esperan su regreso.

Él fue entregado a la muerte por nuestra desobediencia y resucitó para que fuéramos declarados justos.

Muchos venían a Juan para que los bautizara. ―¡Nido de víboras! —les dijo—. ¿Quién les dijo que huyeran del castigo que se acerca?

Por medio de él ustedes creen en Dios, que lo resucitó y le dio gloria. Es por eso que la fe de ustedes y su confianza están puestas en Dios.

¿Quién los castigará? Nadie, pues Cristo Jesús murió por ellos, y también resucitó, y está a la derecha de Dios. Y desde ese sitio de honor ruega a Dios por nosotros.

y el que vive. Estuve muerto, pero ahora vivo por los siglos de los siglos. Yo tengo poder sobre la muerte y el infierno.

que les dijeron: ―Galileos, ¿qué hacen aquí mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido llevado de entre ustedes al cielo, vendrá otra vez de la misma manera que lo han visto irse.

Por eso, queridos hermanos en la fe, mientras esperan que todo esto suceda, procuren vivir en paz, que no se les pueda reclamar nada ni culpar de nada.

pues quieren impedir que prediquemos a los no judíos para que sean salvos. Pero con eso solo logran acumular más pecado. El castigo de Dios será muy duro sobre ellos.

Por eso ahora no les falta ninguna capacidad espiritual, y pueden esperar con gran anhelo que vuelva nuestro Señor Jesucristo.

y esperando ansiosamente que llegue el día en que Dios juzgue el mundo. Ese día los cielos serán destruidos por el fuego, y todo lo que existe se derretirá con el calor de las llamas.

Solo nos queda una terrible espera de juicio. Es decir, el fuego ardiente que ha de devorar a los adversarios de Dios.

Viviremos de esa manera mientras esperamos que se cumpla la bendita promesa en la cual confiamos, es decir, la gloriosa venida de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.

En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde esperamos que el Señor Jesucristo, nuestro Salvador, vuelva.

Cristo nos rescató de la maldición de la Ley. Él aceptó que esa maldición cayera sobre él. Pues las Escrituras dicen: «Maldito todo el que es colgado de un madero».

A los que hacen el bien para recibir gloria, honor y vivir para siempre, Dios les dará vida eterna.

Él ha fijado un día en que juzgará al mundo con justicia, por medio del hombre que ha elegido. De ello ha dado pruebas a todos al levantarlo de entre los muertos».

Pues escuchen esto, todos ustedes y todo el pueblo de Israel: Este hombre está aquí delante de ustedes sano, gracias al nombre de Jesucristo de Nazaret. Ustedes lo crucificaron, pero Dios lo ha resucitado.

Es necesario que él permanezca en el cielo hasta que llegue el tiempo de la restauración de todas las cosas. Así lo ha anunciado Dios desde hace siglos por medio de sus santos profetas.

Mataron al autor de la vida, pero Dios lo levantó de entre los muertos, y de eso nosotros somos testigos.

Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados».

¡Miren! Cristo viene en las nubes. Todos lo verán con sus propios ojos, incluso quienes lo mataron. Todos los pueblos de la tierra llorarán por él. ¡Así será! Amén.

Para esto fueron llamados, porque Cristo sufrió por ustedes, dándoles ejemplo para que sigan sus pasos.

Cristo Jesús vendrá como Rey para juzgar a los vivos y a los muertos. Por eso, delante de Cristo y de Dios, te doy esta importante tarea:

Aunque como apóstoles de Cristo hubiéramos podido ser exigentes con ustedes, los tratamos con delicadeza. Los tratamos como una madre que alimenta a su bebé y cuida a sus hijos.

De esta manera ustedes fueron un ejemplo para todos los creyentes de Macedonia y de Acaya.

Cristo es quien gobierna la iglesia. Él es el principio de todo, y fue el primero en resucitar, para ser en todo el primero.

Pero, cuando resucitó, a través del poder del Espíritu Santo, quedó demostrado que era Hijo de Dios. Él es Jesucristo nuestro Señor.

Ahora bien, en Jerusalén había un hombre llamado Simeón. Era un hombre justo, que amaba a Dios, y aguardaba con esperanza la liberación de Israel. El Espíritu Santo estaba con él

Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces recompensará a cada persona según lo que haya hecho.

Les aseguro que algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin antes haber visto al Hijo del hombre llegar en su reino.

A este Jesús, Dios lo resucitó, y de ello todos nosotros somos testigos.




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