Tal es el caso de Sara, que obedecía a Abraham y lo llamaba su señor. Ustedes serán como ella si hacen el bien y viven sin ningún temor.
Pero Pedro y Juan respondieron: ―¿Es justo delante de Dios obedecerlos a ustedes en vez de obedecerlo a él? ¡Júzguenlo ustedes mismos!