Porque el Señor cuida a los que actúan con justicia, y sus oídos están atentos a sus oraciones. Pero el Señor está en contra de los que hacen el mal».
Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, pero sí a quienes lo aman y hacen su voluntad.
Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del que es bueno y honesto es poderosa y eficaz.