Porque las Escrituras dicen: «El que quiera amar la vida y tener felicidad, evite hacer daño con lo que dice, y que de sus labios no salgan mentiras.
Si alguien se cree religioso, pero no se cuida de lo que dice, se engaña a sí mismo. En este caso, su religión no sirve para nada.
«Él no cometió ningún pecado, ni de su boca salieron mentiras».
Por lo tanto, abandonen toda maldad y todo engaño, hipocresía y envidia. No digan mentiras acerca de otra persona.
Ellos nunca mintieron ni hicieron lo malo.
Cuando Jesús vio que Natanael se le acercaba, comentó: ―Aquí tienen a un verdadero israelita, en quien no hay falsedad.
El que se apega a su vida la pierde; en cambio, el que desprecia su vida en este mundo la conserva para la vida eterna.
―¿Por qué me preguntas sobre lo que es bueno? —respondió Jesús—. Solamente hay uno que es bueno. Si quieres entrar en la vida, obedece los mandamientos.
Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa y por la buena noticia la salvará.