Así que acerquémonos con confianza al trono de Dios, pues allí, aunque no lo merecemos, encontraremos amor. Allí recibiremos misericordia y hallaremos que su amor inmerecido nos ayuda en el momento que más lo necesitemos.
Anteriormente, yo ofendía a Dios, perseguía a los creyentes y los insultaba. Pero Dios fue bueno conmigo, porque en ese momento yo era incrédulo y actuaba por ignorancia.
Pero insisto: ¿Acaso no entendió Israel el mensaje? En primer lugar, Moisés dice: «Yo haré que ustedes sientan envidia de un pueblo sin importancia. Los haré enojar con gente de poco entendimiento».
En cuanto a las personas solteras, no tengo ningún mandato del Señor, pero les daré mi opinión. Y, gracias a la misericordia de Cristo, creo que pueden confiar en mí.
De hecho, en otro tiempo ustedes fueron desobedientes a Dios. Pero ahora, por la desobediencia de los israelitas, a ustedes se les ha mostrado compasión.