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Referencias Cruzadas

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31 Referencias Cruzadas  

Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones. Bautícenlos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Le pido al Señor Jesucristo que les permita gozar de su inmerecido amor. A Dios le pido que los trate con amor y al Espíritu Santo le ruego que los acompañe siempre.

Nosotros somos testigos de estos acontecimientos. También lo es el Espíritu Santo que Dios ha dado a quienes le obedecen.

En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios.

Dios, con su poder, le dio un sitio de honor. Y él, habiendo recibido del Padre el Espíritu Santo prometido, nos lo ha dado a nosotros. Esto es lo que ustedes ahora ven y oyen.

Él vino a este mundo y fue bautizado en agua. Luego murió derramando su sangre en la cruz. El Espíritu es testigo de esto, porque el Espíritu dice la verdad.

―Si yo me alabo a mí mismo —les respondió Jesús—, mi alabanza no significa nada. Pero quien me honra es mi Padre, el que ustedes dicen que es su Dios,

Mientras estaba aún hablando, apareció una nube luminosa que los envolvió, de la cual salió una voz que dijo: «Este es mi Hijo amado; estoy muy contento con él. ¡Escúchenlo!».

Pues así como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le ha dado al Hijo el poder de tener vida en sí mismo.

Estaba vestido con un manto teñido en sangre, y su nombre era «El Verbo de Dios».

¡Padre, da gloria a tu nombre!». Se oyó entonces, desde el cielo, una voz que decía: «Ya le di gloria, y volveré a darle gloria».

Yo soy testigo de mí mismo, y el Padre que me envió también da testimonio de mí.

Pero, si no, lleva contigo a uno o dos más, para que “todo asunto se resuelva escuchando el testimonio de dos o tres testigos”.

En esta carta les hablaremos acerca de aquel a quien llamamos el Verbo. Él ya existía desde antes de la creación del mundo y es quien nos da vida. Lo que les contamos acerca de él es todo lo que hemos oído y visto con nuestros propios ojos. Lo hemos visto y tocado con las manos.

el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede aceptar porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque vive con ustedes y estará en ustedes.

»Yo les enviaré, de parte del Padre, al Consolador. Él es el Espíritu de verdad que procede del Padre. Cuando él venga, testificará acerca de mí.

y las tres están de acuerdo: el Espíritu, el agua del bautismo y la sangre de Jesús en la cruz.




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