Dios tiene el poder para protegerlos. Él los cuidará para que no hagan lo malo. Así los presentará ante su gloriosa presencia sin pecado y con gran alegría.
La religión pura y sin defecto delante de Dios el Padre es esta: ayudar a los huérfanos y a las viudas en sus dificultades. Y, además, no dejarse dominar por la maldad del mundo.
Pues ustedes son nuevas personas, como si hubieran nacido de nuevo, no de padres humanos, sino que el mensaje de Dios los transformó. Este mensaje nunca muere, sino que vive y permanece para siempre.
Sé que vives allí donde Satanás tiene su trono. Sin embargo, sigues confiando en mí. No has abandonado tu fe en mí. Ni siquiera lo hiciste cuando mataron a Antípas, quien fielmente hablaba de mí. A él lo mataron en esa ciudad donde vive Satanás.
Nosotros pertenecemos a Dios, y todo el que conoce a Dios nos escucha. Pero el que no conoce a Dios no nos escucha. Así sabemos quién habla con el espíritu de la verdad y quién con el espíritu del engaño.
No seamos como Caín que pertenecía al diablo y asesinó a su hermano. ¿Y por qué lo hizo? Porque todo lo que hacía era malo y, en cambio, lo que hacía su hermano era bueno.
Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid. Así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí.
Por su propia voluntad nos dio una nueva vida, por medio del mensaje de la verdad. Lo hizo para que fuéramos como los primeros y mejores frutos de su creación.
Sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para que conozcamos al Dios verdadero. Y nosotros somos amigos de su Hijo Jesucristo, quien es el Dios verdadero y nos da vida eterna.