Queridos hermanos en la fe, no les estoy escribiendo un mandamiento nuevo. Les escribo un mandamiento antiguo que ustedes han conocido desde el principio. Este mandamiento antiguo es el mensaje que ya oyeron.
Y ahora, hermanos en la fe, les ruego que nos amemos los unos a los otros. Y no es que les esté escribiendo un mandamiento nuevo. En realidad, es el mandamiento que hemos recibido desde el principio.