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Referencias Cruzadas

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1 Juan 2:5

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

En cambio, el que obedece sus mandamientos demuestra que ama a Dios y puede estar seguro de que es amigo de Dios.

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32 Referencias Cruzadas  

Le contestó Jesús: ―El que me ama obedecerá mi palabra. Mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos nuestra morada en él.

¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los obedece. Y al que me ama, mi Padre lo amará. Y yo también lo amaré y me mostraré a él».

―Dichosos más bien —respondió Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen.

El que obedece sus mandamientos es amigo de Dios, y Dios es amigo de él. ¿Cómo sabemos que él es nuestro amigo? Por el Espíritu que nos dio.

¡En esto se sabrá quiénes son creyentes fieles hasta el fin! Así se sabrá quiénes obedecen los mandamientos de Dios y se mantienen fieles a Jesús.

Esta es la prueba de que amamos a los hijos de Dios: que amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos.

»Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto. Separados de mí no pueden ustedes hacer nada.

Porque el que ama nunca tiene miedo, pues el amor perfecto echa fuera el temor. El que tiene miedo es porque espera ser castigado y no conoce el amor perfecto.

Por lo tanto, si alguno está unido a Cristo, es una nueva creación. ¡Nuestra vieja manera de vivir quedó en el pasado, ahora somos nuevas personas!

Entonces el dragón se enfureció contra la mujer. Por eso, se fue a hacer guerra contra el resto de sus descendientes. Es decir, contra los que obedecen los mandamientos de Dios y continúan confiando en el mensaje de Jesús.

Sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para que conozcamos al Dios verdadero. Y nosotros somos amigos de su Hijo Jesucristo, quien es el Dios verdadero y nos da vida eterna.

Pero gracias a él ustedes están unidos a Cristo Jesús, y esa unión los hizo sabios. Porque quien está unido a Cristo es declarado justo, es parte del pueblo de Dios y es liberado del pecado.

Por lo tanto, ya no hay ningún castigo para los que están unidos a Cristo Jesús.

Ya lo ves: su fe en Dios quedó demostrada por medio de sus acciones. Y esa fe fue haciendo que cada vez actuara mejor.

Cristo no cometió pecado alguno, pero, por amor a nosotros, Dios lo trató como pecador, para declararnos justos por medio de Cristo.

El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.

Ese amor llega a su perfección cuando vivimos en este mundo tal como vivió Jesús. Por eso, en el día del juicio podremos presentarnos con toda confianza.

El que de verdad ama pone en práctica los mandamientos de Dios. Y lo que él nos manda es que vivamos amando a los demás. Esto es algo que ustedes han escuchado desde el principio.




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