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Referencias Cruzadas

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1 Juan 2:20

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Todos ustedes, en cambio, han recibido el Espíritu de parte de Cristo, que es santo. Por eso conocen la verdad.

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28 Referencias Cruzadas  

Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas. Y les hará recordar todo lo que les he dicho.

Pero en ustedes permanece el Espíritu Santo, a quien Cristo envió a sus vidas. Así que no necesitan que nadie les enseñe, porque el Espíritu que siempre dice la verdad les enseñará todas las cosas. Sigan entonces unidos a Cristo, tal y como el Espíritu les enseñó.

Me refiero a Jesús de Nazaret. Dios lo llenó de poder y del Espíritu Santo. Él anduvo haciendo el bien y sanando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.

Pero, cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad. Él no hablará por su propia cuenta, sino que dirá solo lo que oiga y les anunciará las cosas por venir.

Has amado la justicia y odiado la maldad. Por eso, tu Dios te ha elegido y llenado de alegría, mucho más que a tus compañeros».

Dios nos ha dado su Espíritu, y por eso sabemos que vivimos perfectamente unidos a él.

Rechazaron al Santo y Justo, y pidieron que se liberara a un asesino.

«El Espíritu del Señor está sobre mí. Me ha ungido para anunciar buenas noticias a los pobres. Me ha enviado a anunciar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos. Me ha enviado a poner en libertad a los oprimidos,

―¿Por qué te metes con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién eres tú: ¡el Santo de Dios!

Cada uno de ellos tenía seis alas y estaba lleno de ojos por dentro y por fuera. Y día y noche repetían sin parar: «Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era y que es y que ha de venir».

»Escribe al ángel de la iglesia de Filadelfia: El Santo, el Verdadero, el que tiene la llave del reino de David. El que abre y nadie puede cerrar. El que cierra y nadie puede abrir, dice esto:

Ya no tendrá nadie que enseñar a su prójimo, ni dirá nadie a su hermano: “¡Conoce al Señor!”. Pues todos, desde el más pequeño hasta el más grande, me conocerán.

En cambio, el que tiene el Espíritu lo examina todo y lo entiende todo. Pero los que no tienen el Espíritu no pueden entender a los que lo tienen. Pues la Escritura dice:

―¡Ah! ¿Por qué te metes con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién eres tú: ¡el Santo de Dios!

Él les respondió: ―A ustedes se les ha permitido conocer los secretos del reino de los cielos; pero a ellos, no.

Quiero recordarles algo que ustedes ya saben muy bien: que el Señor, después de sacar de Egipto a su pueblo, destruyó a los que no creyeron.




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