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Referencias Cruzadas

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1 Juan 1:2

Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Les estamos hablando de Jesucristo, quien se nos reveló como la vida misma. Nosotros no solo lo hemos visto, sino que a todos les hemos hablado de esa vida eterna que él nos da. Él estaba con el Padre, pero vino a este mundo y pudimos conocerlo.

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37 Referencias Cruzadas  

Sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para que conozcamos al Dios verdadero. Y nosotros somos amigos de su Hijo Jesucristo, quien es el Dios verdadero y nos da vida eterna.

En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad.

No hay duda de que son grandes las verdades de nuestra fe: Cristo se presentó como hombre; fue declarado justo por el Espíritu, visto por los ángeles, y anunciado entre las naciones. El mundo ha creído en él, y Dios lo recibió con gloria.

Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado.

Y lo que Dios ha dicho es esto: que él nos ha dado vida eterna, y esa vida es para los que creen en su Hijo.

El que vive pecando pertenece al diablo, porque el diablo ha estado pecando desde el principio. El Hijo de Dios fue enviado precisamente para destruir lo que hace el diablo.

Tenemos confianza en que tendremos vida eterna, pues Dios, que no miente, así lo había prometido antes de la creación del mundo.

―Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí.

Pero ustedes saben que Jesucristo vino para quitar nuestros pecados. Y él no tiene pecado.

Dios nos ha mostrado ese amor enviando a nuestro Salvador Cristo Jesús. Él venció a la muerte y nos mostró con su luz la vida eterna que tenemos al aceptar el mensaje de la buena noticia.

Pero, cuando llegó la fecha indicada, Dios envió a su Hijo, quien nació de una mujer y bajo la autoridad de la Ley.

Y también ustedes darán testimonio porque han estado conmigo desde el principio.

Mataron al autor de la vida, pero Dios lo levantó de entre los muertos, y de eso nosotros somos testigos.

Tengo algo que decirles a los líderes de ustedes. Lo digo yo, que también soy uno de los líderes de la iglesia. Además, soy testigo de los sufrimientos de Cristo y, cuando él nos muestre toda su gloria, yo tendré mi parte. Esto es lo que les ruego:

La Ley no pudo liberarnos, porque nuestro pecado eliminó su poder. Por eso Dios envió a su propio Hijo en un cuerpo semejante al de nosotros los pecadores. Lo envió para que se ofreciera en sacrificio por el pecado, y de esa manera le quitó al pecado su poder.

pero no a todos. Se apareció a nosotros, testigos previamente elegidos por Dios. Sí, a nosotros, los que comimos y bebimos con él después de su resurrección.

Nosotros somos testigos de estos acontecimientos. También lo es el Espíritu Santo que Dios ha dado a quienes le obedecen.

A este Jesús, Dios lo resucitó, y de ello todos nosotros somos testigos.

Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus discípulos después de haber resucitado.

Y ahora, Padre, dame la gloria en tu presencia, como la gloria que tuve contigo antes de que el mundo existiera.

Salí del Padre y vine al mundo. Ahora dejo de nuevo el mundo y vuelvo al Padre».

Yo hablo de lo que he visto en presencia del Padre. Así también ustedes, hagan lo que del Padre han escuchado.

pero yo sí lo conozco porque vengo de parte suya. Es él quien me ha enviado.

Nadie ha subido jamás al cielo sino el que bajó del cielo, es decir, el Hijo del hombre.

A Dios nadie lo ha visto nunca. El Hijo único, que es Dios, nos lo ha dado a conocer, pues vive en unión íntima con el Padre.

En esta carta les hablaremos acerca de aquel a quien llamamos el Verbo. Él ya existía desde antes de la creación del mundo y es quien nos da vida. Lo que les contamos acerca de él es todo lo que hemos oído y visto con nuestros propios ojos. Lo hemos visto y tocado con las manos.

Yo les doy vida eterna y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano.

El que lo vio ha dado testimonio de ello, y su testimonio es verídico. Él sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean.

Esta es la promesa que él nos dio: la vida eterna.

Hay una manera en la que pueden averiguar quién tiene el Espíritu de Dios: todo el que confiesa que Jesucristo ha venido como verdadero hombre es de Dios.

Nosotros hemos visto que el Padre envió a su Hijo como Salvador del mundo, y por eso lo anunciamos.

Les escribo estas cosas a ustedes que creen en el Hijo de Dios. Lo hago para que sepan que tienen vida eterna.




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