Les hablo así, hermanos en la fe, porque ustedes han sido llamados a ser libres. Pero no usen esa libertad para dejar que los malos deseos los controlen. Más bien ayúdense unos a otros con amor.
Tú tienes un conocimiento que te permite comer sin problema en el templo de un ídolo. Pero, si alguien débil te ve hacerlo, ¿no se sentirá animado a comer lo que ha sido sacrificado a los ídolos?
Sin embargo, tengo unas cuantas cosas contra ti: que soportas ahí a los que siguen las enseñanzas de Balán. Este aconsejó a Balac que hiciera pecar a los israelitas. Además, que los hiciera comer alimentos sacrificados a los dioses falsos y tener relaciones sexuales prohibidas.
¡Confieso con vergüenza que hemos sido demasiado suaves con ustedes! Si alguien se atreve a sentirse orgulloso, también yo me atrevo a hacerlo, aunque sea una locura decirlo.
Me refiero a que eso es un problema para esa persona, aunque no para ustedes. Quizás alguno se pregunte: «¿Por qué se critica mi libertad de hacer lo que quiero solo porque alguien piensa que está mal?
»Miren que no menosprecien a uno de estos pequeños. Pues les digo que en el cielo los ángeles de ellos contemplan siempre el rostro de mi Padre celestial.
Ahora bien, si alguien les dice: «Esa carne es de un animal que fue ofrecido en sacrificio a los ídolos», entonces no la coman. Es mejor no hacerlo por respeto a esa persona y porque ya saben de dónde viene la carne.
Cuídense de que nadie los engañe con ideas y pensamientos que parecen llenos de sabiduría. Son solo enseñanzas humanas que vienen de los poderes de este mundo. No son las enseñanzas de Cristo.