Si estás casado, no te divorcies. Si no estás casado, no te cases.
Que cada uno permanezca en la condición en que estaba cuando Dios lo llamó.
Pienso que estamos viviendo tiempos difíciles y que por eso es bueno que cada persona se quede como está.
Pero, si te casas, no cometes ningún pecado. Y, si una joven se casa, tampoco comete pecado. Sin embargo, los que se casan tendrán que pasar por muchos problemas y yo quiero evitárselos.