Que cada uno permanezca en la condición en que estaba cuando Dios lo llamó.
En cualquier caso, cada uno debe seguir viviendo en la misma condición que el Señor le asignó. Quédense así como estaban cuando Dios los llamó a ser parte de su iglesia. Esta es la regla que doy a todas las iglesias.
Traten de vivir en paz, ocupados en sus propias responsabilidades, y trabajen con sus propias manos. Así les he mandado,
A tales personas les ordenamos y aconsejamos, de parte del Señor Jesucristo, que de manera tranquila se pongan a trabajar para ganarse la vida.
Si estás casado, no te divorcies. Si no estás casado, no te cases.