Pero ustedes mismos se roban y ofenden a sí mismos. ¡Y conste que se trata de sus hermanos en la fe!
Que nadie le cause mal a su hermano en la fe ni se aproveche de él en este asunto. El Señor castiga todo esto, como ya les hemos dicho y advertido.
El que hace el mal será castigado por su propia maldad, y en esto no hay favoritismos.
Ustedes no han pagado el salario a los obreros que trabajan en sus campos. Eso hablará contra ustedes, porque la queja de esos trabajadores ha llegado a oídos del Señor Todopoderoso.
Ya sabes los mandamientos: “No mates, no cometas adulterio, no robes, no presentes falso testimonio, no engañes, honra a tu padre y a tu madre”.
Pero él le contestó a uno de ellos: “Amigo, no estoy cometiendo ninguna injusticia contigo. ¿Acaso no aceptaste trabajar por esa paga?