Por seguir a Cristo, nos consideran unos tontos. A ustedes, en cambio, por seguir a Cristo, los consideran sabios. Los débiles somos nosotros; los fuertes son ustedes. A ustedes se les estima; a nosotros se nos desprecia.
Si alguno de ustedes tiene un pleito con otro, ¿cómo se atreve a presentar demanda ante los que no son cristianos? ¿No debería más bien pedir ayuda a los creyentes?