»Lo cierto es que David murió después de servir a su propia gente. Así lo había planeado Dios. Y fue enterrado con sus antepasados, y su cuerpo sufrió la descomposición.
Así nos lo enseñó el Señor. Por eso afirmamos que nosotros, los que estemos vivos y hayamos quedado hasta la venida del Señor, nos reuniremos con él. Pero no lo haremos antes de los que hayan muerto.
Hermanos en la fe, no queremos que ignoren lo que va a pasar con los que ya han muerto, para que no se pongan tristes como la gente que no tiene esperanza.