Es cierto que fue crucificado como si fuera débil, pero ahora vive por el poder de Dios. Nosotros somos tan débiles como él lo fue, pero el poder de Dios está en nosotros gracias a Cristo. Cuando estemos con ustedes verán ese poder.
Le pido al Señor Jesucristo que les permita gozar de su inmerecido amor. A Dios le pido que los trate con amor y al Espíritu Santo le ruego que los acompañe siempre.