Te dejé en Creta para que pusieras en orden lo que quedaba por hacer y en cada pueblo nombraras líderes de la iglesia, de acuerdo con las instrucciones que te di.
Si alguno tiene hambre, que coma en su casa, para que las reuniones de ustedes no hagan enojar a Dios y los castigue. En cuanto a los demás asuntos, ya les diré qué hacer cuando los visite.
Vivan honestamente, como a la luz del día, es decir, sin nada que ocultar. No participen en orgías ni se emborrachen. No tengan relaciones sexuales prohibidas, no armen pelea ni tengan envidia.