Dios también nos confirmó su validez por medio de hechos asombrosos, maravillas, muchos milagros y habilidades dadas por el Espíritu Santo según su voluntad.
Por nuestra parte, no vamos a pensar de nosotros más de lo debido. Dios nos conoce y nos asignó una tarea, así que solo de eso nos sentiremos orgullosos. Y ustedes son parte de ese trabajo.
Por su propia voluntad nos dio una nueva vida, por medio del mensaje de la verdad. Lo hizo para que fuéramos como los primeros y mejores frutos de su creación.
Gracias a Cristo, ahora pertenecemos a Dios, y se nos dio el derecho de recibir su herencia. Fuimos elegidos desde un principio, porque Dios lo había planeado y él siempre hace lo que se propone.
En cualquier caso, cada uno debe seguir viviendo en la misma condición que el Señor le asignó. Quédense así como estaban cuando Dios los llamó a ser parte de su iglesia. Esta es la regla que doy a todas las iglesias.
En realidad, preferiría que todos se quedaran solteros, como yo. Sin embargo, Dios no les da a todos esa capacidad. A todos nos ha dado capacidades distintas. A una persona le da esta y a otra, una distinta.