Ahora bien, sabemos que todo lo que dice la Ley afecta a los que les fue entregada. Así nadie en el mundo dirá que es inocente, y todos serán declarados culpables delante de Dios.
Tampoco se puede comparar este regalo de Dios con las consecuencias del pecado de Adán. Por un solo pecado, Dios lo declara culpable. Pero el regalo de Dios nos declara inocentes aunque sean muchos nuestros pecados.
Dios es sabio, y por eso no quiso que el mundo lo conociera mediante la sabiduría humana. En cambio, decidió salvar a los que creen, por medio de la predicación de un mensaje que parece locura.