Así que, antes de comer el pan y beber de la copa, cada uno debe preguntarse a sí mismo si está actuando bien o mal.
Todos deben examinar su propia conducta y, si tienen algo de qué sentirse orgullosos, está bien, pero no se comparen con nadie.
Revisen su manera de vivir y vean si de verdad tienen fe en Cristo. Hagan la prueba, así se darán cuenta si Cristo Jesús está en ustedes. Si no pasan la prueba, es porque él no está en ustedes.
Si pusiéramos más cuidado a lo que estamos haciendo, no se nos castigaría.
Ellos se pusieron muy tristes, y uno por uno comenzaron a preguntarle: ―¿Acaso seré yo, Señor?
Pues el que come y bebe sin respetar que se trata del cuerpo del Señor será castigado por Dios.