Tengan también en cuenta el ejemplo de Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas. A estas ciudades, igual que a los ángeles, Dios las castigó. Su castigo consistió en hacerlas sufrir un fuego eterno, porque practicaron toda clase de relaciones sexuales prohibidas. Su castigo nos sirve de advertencia.
Todo eso les sucedió para que nos sirviera de ejemplo. Esto quedó escrito para que nos sirviera de advertencia, pues estamos viviendo los tiempos finales.
El agua simboliza el bautismo que ahora los salva también a ustedes. El bautismo no consiste en la limpieza del cuerpo, sino en comprometerse ante Dios en tener una conciencia limpia. Esta salvación es posible por la resurrección de Jesucristo.
Sin embargo, desde los días de Adán hasta los días de Moisés, la muerte reinó. Incluso los que no desobedecieron ninguna ley específica murieron. Así le pasó a Adán, quien ya nos dejaba ver cómo sería aquel que había de venir.
En efecto, Cristo no entró en un santuario hecho por manos humanas, que era solo copia del verdadero santuario. Él entró en el cielo mismo, para presentarse ahora ante Dios en favor nuestro.