Sin embargo, la mayoría de ellos no agradaron a Dios y por eso murieron. Sus cuerpos quedaron tendidos en el desierto.
¿Y con quiénes se enojó Dios durante cuarenta años? Pues con los que pecaron, los cuales cayeron muertos en el desierto.
Quiero recordarles algo que ustedes ya saben muy bien: que el Señor, después de sacar de Egipto a su pueblo, destruyó a los que no creyeron.