No se quejen contra Dios, como lo hicieron algunos y murieron a manos del ángel destructor.
Háganlo todo sin quejas ni pleitos.
Estos individuos no hacen nada más que criticar y quejarse por todo. Se dejan controlar por sus malos deseos. Hablan con orgullo y les dicen cosas bonitas a los demás para aprovecharse de ellos.
Al instante un ángel del Señor lo hirió, porque no le había dado la gloria a Dios. Herodes murió comido de gusanos.
Oí una fuerte voz que desde el templo decía a los siete ángeles: «¡Vayan y derramen sobre la tierra las siete copas del enojo de Dios!».
Por la fe celebró la Pascua y roció con sangre las puertas de las casas. Por eso, el enviado a matar a los hijos mayores no tocó a los de Israel.