Por eso dice el Señor y Dios: «Miren, yo pongo en Sión una piedra probada, piedra angular y preciosa para un cimiento firme; el que crea no se tambaleará.
Booz, por su parte, subió hasta la puerta de la ciudad y se sentó allí. En eso pasó el pariente, que él había mencionado, responsable de redimirlas. —Ven acá, amigo mío, y siéntate —dijo Booz. El hombre fue y se sentó.