Instruye al sabio, y se hará más sabio; enseña al justo, y aumentará su saber.
Escuche esto el sabio y aumente su saber; reciba dirección el entendido,
Escribo estas cosas a ustedes que creen en el nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna.
Como anillo o collar de oro fino son los regaños del sabio en oídos atentos.
Conozcamos al Señor; esforcémonos por conocerlo. Tan cierto como que sale el sol, él habrá de manifestarse; vendrá a nosotros como la lluvia de invierno, como la lluvia de primavera que riega la tierra.
Más bien, crezcan en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. ¡A él sea la gloria ahora y para siempre! Amén.
El que es sabio atesora el conocimiento, pero la boca del necio es un peligro inminente.