Aléjate de la adúltera; no te acerques a la puerta de su casa,
No desvíes tu corazón hacia sus sendas ni te extravíes por sus caminos,
No tengan nada que ver con las obras infructuosas de la oscuridad, sino más bien denúncienlas,
Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno”.
¡Evita ese camino! ¡No pases por él! ¡Aléjate de allí y sigue de largo!
para que no entregues a otros tu vigor ni tus años a gente cruel;
Se sienta a las puertas de su casa, en lo más alto de la ciudad
No sigas la senda de los perversos ni vayas por el camino de los malvados.
Cruzó la calle, llegó a la esquina y se encaminó hacia la casa de esa mujer.