Desde la planta del pie hasta la coronilla no les queda nada sano: todo en ellos es heridas, moretones y llagas abiertas, que no les han sido curadas, ni vendadas, ni aliviadas con aceite.
Cuando ustedes vean esto, se regocijará su corazón, y su cuerpo florecerá como la hierba. El Señor dará a conocer su poder entre sus siervos y su furor entre sus enemigos.