Es evidente que ustedes son una carta de Cristo, expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios viviente; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne, en los corazones.
Y será para ustedes como una marca distintiva en la mano o en la frente, que les hará recordar que esta instrucción del Señor debe estar en sus labios, porque el Señor los sacó de Egipto con su poderosa mano.
»El pecado de Judá está escrito con cincel de hierro; grabado está con punta de diamante sobre la tabla de su corazón y sobre los cuernos de sus altares.
Escuchen, israelitas, la palabra del Señor, porque el Señor entabla un pleito contra los habitantes del país: «Ya no hay en esta tierra fidelidad ni amor ni conocimiento de Dios.
»¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, hipócritas! Dan la décima parte de sus especias: la menta, el anís y el comino. Pero han descuidado los asuntos más importantes de la Ley, tales como la justicia, la misericordia y la fidelidad. Debían haber practicado esto sin descuidar aquello.
¿Cómo voy a dejar que nos acompañes, si acabas de llegar y ni yo mismo sé a dónde vamos? Regresa y llévate a tus paisanos. ¡Y que el amor y la fidelidad de Dios te acompañen!