A los justos los guía su integridad; a los infieles los destruye su perversidad.
La justicia protege al que anda en integridad, pero la maldad arruina al pecador.
El que es íntegro se mantendrá a salvo; el de caminos perversos de repente caerá en la fosa.
La necedad del hombre le hace perder el rumbo y su corazón se irrita contra el Señor.
Hazme justicia, Señor, pues he vivido en integridad; ¡en el Señor confío sin titubear!
Sean mi protección la integridad y la rectitud, porque en ti he puesto mi esperanza.
El que esté dispuesto a hacer la voluntad de Dios reconocerá si mi enseñanza proviene de Dios o si yo hablo por mi propia cuenta.
No seas demasiado malo ni te portes como un necio. ¿Para qué morir antes de tiempo?
La justicia endereza el camino de los íntegros, pero la maldad hace caer a los malvados.
Pero los rebeldes y pecadores a una serán quebrantados y perecerán los que abandonan al Señor.
La violencia de los malvados los arrastrará, porque se niegan a practicar la justicia.
Pero los malvados serán desarraigados y los infieles expulsados de la tierra.
Los ojos del Señor protegen el saber, pero desbaratan las palabras del traidor.
Pasaron a espada a Eví, Requen, Zur, Hur y Reba, que eran los cinco reyes de Madián, y también a Balán, hijo de Beor.