Pido también que les sean iluminados los ojos del corazón para que sepan a qué esperanza él los ha llamado, cuál es la riqueza de su gloriosa herencia entre pueblo santo,
para que les abras los ojos y se conviertan de las tinieblas a la luz y del poder de Satanás a Dios, a fin de que, por la fe en mí, reciban el perdón de los pecados y la herencia entre los santificados”.
De un solo hombre hizo todas las naciones para que habitaran toda la tierra; y determinó los períodos de su historia y las fronteras de sus territorios.
»Yo mismo dije: »“¡Cómo quisiera tratarte como a un hijo y darte una tierra deliciosa, la heredad más hermosa de las naciones!”. Yo creía que me llamarías “Padre mío” y que nunca dejarías de seguirme.
Así dice el Señor y Dios: «Estos son los límites del país que se repartirá como herencia a las doce tribus de Israel, tomando en cuenta que a José le tocará una doble porción.
»Extenderé las fronteras de tu país, desde el mar Rojo hasta el mar Mediterráneo, y desde el desierto hasta el río Éufrates. Pondré bajo tu dominio a los que habitan allí, y tú los desalojarás.
Así logró Josué conquistar toda aquella tierra, conforme a la orden que el Señor había dado a Moisés, y se la entregó como herencia al pueblo de Israel, según la distribución tribal. Por fin, aquella región descansó de las guerras.
Así fue como el Señor les entregó a los israelitas todo el territorio que había prometido dar a sus antepasados; y el pueblo de Israel se estableció allí.