—Bien, haz lo que te parezca mejor —respondió su esposo Elcaná—. Quédate hasta que lo destetes, con tal de que el Señor cumpla su palabra. Así pues, Ana se quedó en su casa y crio a su hijo hasta que lo destetó.
Y las mujeres añadieron: «Cuando nosotras ofrecíamos incienso y ofrendas líquidas a la Reina del Cielo, ¿acaso no sabían nuestros maridos que hacíamos tortas con su imagen y que les ofrecíamos ofrendas líquidas?».
Entonces hizo esta promesa: «Señor de los Ejércitos, si te dignas mirar la desdicha de esta sierva tuya, y si en vez de olvidarme te acuerdas de mí y me concedes un hijo varón, yo te lo entregaré para toda su vida y nunca se le cortará el cabello».
Por ejemplo, la casada está ligada por ley a su esposo solo mientras este vive; pero si su esposo muere, ella queda libre de la ley que la unía a su esposo.