Entonces Balán dijo a Balac: «Quédate aquí, al lado de tu holocausto, mientras yo voy a ver si el Señor quiere reunirse conmigo. Luego te comunicaré lo que él me revele». Y se fue a una loma desolada.
Y cada día, durante los siete días de la fiesta, el príncipe deberá ofrecer en holocausto al Señor siete novillos y siete carneros sin defecto. Además, cada día ofrecerá un macho cabrío como sacrificio por el pecado.