Balán se levantó por la mañana, ensilló su burra y partió con los oficiales de Moab.
Han abandonado el camino recto y se han extraviado para seguir la senda de Balán, hijo de Bosor, a quien le encantaba el salario de la injusticia.
Pero fue reprendido por su maldad: su burra —una muda bestia de carga—, habló con voz humana y refrenó la locura del profeta.
Abraham se levantó de madrugada y ensilló su asno. También cortó leña para el holocausto y, junto con dos de sus criados y su hijo Isaac, se encaminó hacia el lugar que Dios había indicado.
El que es íntegro se mantendrá a salvo; el de caminos perversos de repente caerá en la fosa.