Moisés mandó llamar a Datán y Abirán, hijos de Eliab, pero ellos contestaron: —¡No iremos!
De la misma manera, llevadas por sus delirios, estas personas contaminan su cuerpo, desprecian la autoridad y maldicen a los seres celestiales.
El pueblo se oprimirá a sí mismo: hombre contra hombre, vecino contra vecino, joven contra anciano, plebeyo contra noble.
Cuando el sabio entabla pleito contra un necio, aunque se enoje o se ría, no logrará la paz.
Coré, que era hijo de Izar, nieto de Coat y bisnieto de Leví, y los rubenitas Datán y Abirán, hijos de Eliab, y On, hijo de Pélet,
Tú y tu gente se han reunido para oponerse al Señor, porque ¿quién es Aarón para que murmuren contra él?
¿Te parece poco habernos sacado de la tierra donde abundan la leche y la miel, para que ahora quieras matarnos en este desierto y dártelas de gobernante con nosotros?