Un sábado, durante la estadía de los israelitas en el desierto, un hombre fue sorprendido recogiendo leña.
—Esto es lo que el Señor ha ordenado —les contestó—. Mañana sábado es día de reposo consagrado al Señor. Así que cuezan lo que tengan que cocer y hiervan lo que tengan que hervir. Lo que sobre, apártenlo y guárdenlo para mañana.
Quienes lo sorprendieron lo llevaron ante Moisés, Aarón y ante toda la comunidad.
Así dice el Señor: ‘Cuídense bien de no llevar ninguna carga en día sábado y de no meterla por las puertas de Jerusalén.