El Espíritu de Dios vino sobre Zacarías, hijo del sacerdote Joyadá, y este, presentándose ante el pueblo, declaró: «Así dice Dios el Señor: ¿Por qué desobedecen mis mandamientos? De ese modo no prosperarán. Como me han abandonado, yo también los abandonaré».
El Señor afirma que Sedequías será llevado a Babilonia; allí se quedará hasta que yo vuelva a ocuparme de él. Si ustedes combaten contra los babilonios, no vencerán”».