El Señor dijo a Moisés y a Aarón:
Pero regresen mañana al desierto por la ruta del mar Rojo, puesto que los amalecitas y los cananeos viven en el valle.
—¿Hasta cuándo ha de murmurar contra mí esta perversa comunidad? Ya he escuchado cómo se quejan contra mí los israelitas.
porque el Señor había dicho que todos morirían en el desierto. Con la excepción de Caleb, hijo de Jefone, y de Josué, hijo de Nun, ninguno de ellos quedó con vida.