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Referencias Cruzadas

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Números 12:13

Biblia Nueva Versión Internacional 2022

Moisés rogó al Señor: «¡Oh Dios, te ruego que la sanes!».

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23 Referencias Cruzadas  

La oración de fe sanará al enfermo y el Señor lo levantará. Y si ha cometido pecados, sus pecados se le perdonarán.

No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien.

bendigan a quienes los maldicen y oren por quienes los maltratan.

—Padre —dijo Jesús—, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Mientras tanto, echaban suertes para repartirse entre sí la ropa de Jesús.

Sáname, Señor, y seré sanado; sálvame y seré salvo, porque tú eres mi alabanza.

Cuando el Señor ponga una venda en la fractura de su pueblo y sane las heridas que le causó, brillará la luna como el sol, y será la luz del sol siete veces más intensa, como la luz de siete días enteros.

«Lamento haber hecho rey a Saúl, pues se ha apartado de mí y no ha llevado a cabo mis instrucciones». Tanto se alteró Samuel que pasó la noche clamando al Señor.

En cuanto a mí, que el Señor me libre de pecar contra él dejando de orar por ustedes. Yo seguiré enseñándoles el camino bueno y recto.

Al día siguiente, toda la congregación de los israelitas volvió a murmurar contra Moisés y Aarón, alegando: —Ustedes mataron al pueblo del Señor.

En sus murmuraciones contra Moisés y Aarón, la comunidad decía: «¡Cómo quisiéramos haber muerto en Egipto o en este desierto!

Luego cayó de rodillas y gritó: —¡Señor, no les tomes en cuenta este pecado! Cuando hubo dicho esto, murió.

Entonces Abraham oró a Dios y Dios sanó a Abimélec; además, permitió que su esposa y sus siervas volvieran a tener hijos,

—¡Llévatela otra vez al pecho! —insistió el Señor. Moisés se llevó de nuevo la mano al pecho y, cuando la sacó, la tenía tan sana como el resto de su cuerpo.

Entonces el pueblo clamó a Moisés y este oró al Señor por ellos y el fuego se apagó.

No la dejes como un abortivo, que sale del vientre de su madre con el cuerpo medio deshecho».

Señor mi Dios, te pedí ayuda y me sanaste.

Yo he dicho: «Señor, ten piedad de mí; sáname, pues contra ti he pecado».

Les dijo: «Yo soy el Señor su Dios. Si escuchan mi voz y hacen lo que yo considero justo, y si cumplen mis mandamientos y estatutos, no traeré sobre ustedes ninguna de las enfermedades que traje sobre los egipcios. Yo soy el Señor que les devuelve la salud».

Entonces el rey dijo al hombre de Dios: —¡Apacigua al Señor tu Dios! ¡Ora por mí, para que se me cure el brazo! El hombre de Dios suplicó al Señor y al rey se le curó el brazo, quedándole como antes.




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