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Referencias Cruzadas

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Mateo 8:2

Biblia Nueva Versión Internacional 2022

Un hombre que tenía una enfermedad en su piel se acercó, se arrodilló delante de él y suplicó: —Señor, si quieres, puedes limpiarme.

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37 Referencias Cruzadas  

El siervo se postró delante de él. “Tenga paciencia conmigo —rogó—, y se lo pagaré todo”.

La mujer se acercó y arrodillándose delante de él, suplicó: —¡Señor, ayúdame!

y los secretos de su corazón quedarán al descubierto. Así que se postrará ante Dios y lo adorará, exclamando: «¡Realmente Dios está entre ustedes!».

Al llegar Pedro a la casa, Cornelio salió a recibirlo y postrándose delante de él, le rindió homenaje.

—Creo, Señor —declaró el hombre. Y postrado lo adoró.

Cuando lo vieron, lo adoraron; pero algunos dudaban.

Así mismo, había en Israel muchos con alguna enfermedad de la piel en tiempos del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue sanado, sino Naamán el sirio».

Estando Jesús en Betania, en casa de Simón, que había tenido una enfermedad en su piel,

Entonces la madre de los hijos de Zebedeo, junto con ellos, se acercó a Jesús y, arrodillándose, le pidió un favor.

Los que estaban en la barca lo adoraron diciendo: —Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios.

Y por la falta de fe de ellos, no hizo allí muchos milagros.

Mientras les decía esto, un dirigente judío llegó, se arrodilló delante de él y dijo: —Mi hija acaba de morir. Pero ven, pon tu mano sobre ella y vivirá.

El Señor castigó al rey con una enfermedad de la piel hasta el día de su muerte. Y, como el rey Azarías tuvo que vivir aislado en una casa, su hijo Jotán quedó a cargo del palacio y del gobierno del país.

Ahora la enfermedad de Naamán se te pegará a ti y a tus descendientes para siempre. No bien había salido Guiezi de la presencia de Eliseo cuando ya estaba blanco como la nieve por causa de la enfermedad en su piel.

Tan pronto como la nube se apartó de la Tienda, a Miriam se le puso la piel blanca como la nieve. Cuando Aarón se volvió hacia ella, vio que tenía una enfermedad infecciosa.

Me postré a sus pies para adorarlo. Pero él me dijo: «¡No, cuidado! Soy un siervo como tú y como tus hermanos que se mantienen fieles al testimonio de Jesús. ¡Adora solo a Dios! El testimonio de Jesús es el espíritu que inspira la profecía».

En eso Jesús les salió al encuentro y las saludó. Ellas se acercaron, abrazaron sus pies y lo adoraron.

Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, limpien a los que tengan alguna enfermedad en la piel, expulsen a los demonios. Lo que ustedes recibieron gratis, denlo gratuitamente.

Y le dijo: —Todo esto te daré si te postras y me adoras.

Cuando llegaron a la casa, vieron al niño con María, su madre, y postrándose lo adoraron. Abrieron sus cofres y presentaron como regalos: oro, incienso y mirra.

Naamán, comandante del ejército del rey de Aram, era un hombre de mucho prestigio y gozaba del favor de su rey porque, por medio de él, el Señor había dado victorias a su país. Era un soldado valiente, pero tenía una enfermedad en la piel.

En cuanto a mí, aunque me han ungido rey, soy todavía débil; no puedo hacerles frente a estos hijos de Sarvia. ¡Que el Señor pague al malhechor según sus malas obras!».

Cuando Jesús bajó de la montaña, lo siguieron grandes multitudes.

Los discípulos fueron a despertarlo. —¡Señor —gritaron—, sálvanos, que nos vamos a ahogar!

—¡De ninguna manera, Señor! —respondió Pedro—. Jamás he comido nada impuro o inmundo.




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