Todos comieron hasta quedar satisfechos y de los pedazos que sobraron se recogieron doce canastas.
Entonces el criado les sirvió el pan y, conforme a la palabra del Señor, la gente comió y hubo de sobra.
El justo come hasta quedar saciado, pero el malvado se queda con hambre.
Él apaga la sed del sediento y sacia con lo mejor al hambriento.
Más vale lo poco de un justo que la abundancia de muchos malvados;
Entonces Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados y, mirando al cielo, los bendijo. Luego los partió y se los dio a los discípulos para que se los repartieran a la gente.