—Tu madre y tus hermanos están afuera y quieren verte —le avisaron.
No vi a ningún otro de los apóstoles; solo vi a Santiago, el hermano del Señor.
¿No tenemos derecho a viajar acompañados por una esposa creyente, como hacen los demás apóstoles y los hermanos del Señor y Cefas?
Todos, en un mismo espíritu, se dedicaban a la oración, junto con las mujeres, y con los hermanos de Jesús y su madre María.
¿No es este el carpintero, el hijo de María? ¿Acaso no es el hermano de Santiago, de José, de Judas y de Simón? ¿No están sus hermanas aquí con nosotros? Y se escandalizaban a causa de él.
La madre y los hermanos de Jesús fueron a verlo, pero, como había mucha gente, no lograban acercársele.
Pero él contestó: —Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios y la ponen en práctica.