Si no, ¿qué salieron a ver? ¿A un hombre vestido con ropa fina? Claro que no, pues los que se visten ostentosamente y llevan una vida de lujo están en los palacios reales.
Se puso la justicia como coraza y se cubrió la cabeza con el casco de la salvación; se vistió con ropas de venganza y se envolvió en el manto de sus celos.
Mardoqueo salió de la presencia del rey vistiendo ropas reales de color azul y blanco, una gran corona de oro y un manto de hilo de lino fino color púrpura. La ciudad de Susa estalló en gritos de alegría.
Al tercer día, Ester se puso sus vestiduras reales y fue a pararse en el patio interior del palacio, frente a la sala del rey. El rey estaba sentado allí en su trono real, frente a la puerta de entrada.
que llevaran a su presencia a la reina, ceñida con la corona real, a fin de exhibir su belleza ante los pueblos y sus nobles, pues realmente era muy hermosa.
En el tercer año de su reinado ofreció un banquete para todos sus nobles y oficiales, al que asistieron los líderes militares de Persia y Media, y también los príncipes y los nobles de las provincias.
los manjares de su mesa, los asientos que ocupaban sus funcionarios, la ropa de los camareros y los coperos, y los holocaustos que ofrecía en el Templo del Señor, quedó muy impresionada.
Ya tengo ochenta años y apenas puedo distinguir lo bueno de lo malo, o saborear lo que como y bebo, o aun apreciar las voces de los cantores y las cantoras. ¿Por qué ha de ser este servidor una carga más para mi señor el rey?
Cuando se fueron los enviados, Jesús comenzó a hablarle a la multitud acerca de Juan: «¿Qué salieron a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento?