como también lo estaban Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran socios de Simón. —No temas, desde ahora serás pescador de hombres —dijo Jesús a Simón.
Entonces llamaron por señas a sus compañeros de la otra barca para que los ayudaran. Ellos se acercaron y llenaron tanto las dos barcas que comenzaron a hundirse.
En cuanto a Tito, es mi compañero y colaborador entre ustedes; y en cuanto a los otros hermanos, son enviados de las iglesias, son una honra para Cristo.