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Referencias Cruzadas

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Lucas 23:34

Biblia Nueva Versión Internacional 2022

—Padre —dijo Jesús—, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Mientras tanto, echaban suertes para repartirse entre sí la ropa de Jesús.

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26 Referencias Cruzadas  

Pero yo digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen,

Luego cayó de rodillas y gritó: —¡Señor, no les tomes en cuenta este pecado! Cuando hubo dicho esto, murió.

No devuelvan mal por mal ni insulto por insulto; más bien, bendigan, porque para esto fueron llamados, para heredar una bendición.

Bendigan a quienes los persigan; bendigan y no maldigan.

Ninguno de los gobernantes de este mundo la entendió, porque de haberla entendido no habrían crucificado al Señor de la gloria.

Se repartieron entre ellos mi manto y sobre mi ropa echaron suertes.

“Díganle a José que perdone, por favor, la terrible maldad y el pecado que sus hermanos cometieron contra él”. Así que, por favor, perdona la maldad de los siervos del Dios de tu padre». Cuando José escuchó estas palabras, se echó a llorar.

Por lo tanto, le daré un puesto entre los grandes y repartirá el botín con los fuertes, porque derramó su vida hasta la muerte y fue contado entre los transgresores. Cargó con el pecado de muchos e intercedió por los transgresores.

Anteriormente, yo era un blasfemo, un perseguidor y un insolente; pero Dios tuvo misericordia de mí porque yo era un incrédulo y actuaba con ignorancia.

»Ahora bien, hermanos, yo sé que ustedes y sus dirigentes actuaron así por ignorancia.

Con estas manos trabajamos duro. Si nos maldicen, bendecimos; si nos persiguen, lo soportamos;

En aquel tiempo Jesús dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado a los niños.

—No tendrías ningún poder sobre mí si no se te hubiera dado de arriba —contestó Jesús—. Por eso el que me puso en tus manos es culpable de un pecado más grande.

Y lo crucificaron. Repartieron su ropa, echando suertes para ver qué le tocaría a cada uno.

Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad.

«Padre, si quieres, no me hagas beber este trago amargo; pero no se cumpla mi voluntad, sino la tuya».

Ruego por ellos. No ruego por el mundo, sino por los que me has dado porque son tuyos.

Pero Pablo le gritó: —¡No te hagas ningún daño! ¡Todos estamos aquí!




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