Miren, va a llegar el tiempo en que se dirá: “¡Dichosas las estériles, que nunca dieron a luz ni amamantaron!”.
¡Ay de las que estén embarazadas o amamantando en aquellos días!
El pueblo de Samaria cargará con su culpa por haberse rebelado contra su Dios. Caerán a filo de espada; a los niños los lanzarán contra el suelo y a las embarazadas les abrirán el vientre».
aunque en mejor situación están los que aún no han nacido, los que todavía no han visto la maldad que se comete bajo el sol.
Mientras Jesús decía estas cosas, una mujer de entre la multitud exclamó: —¡Dichosa la mujer que te dio a luz y te amamantó!
Jesús se volvió hacia ellas y les dijo: —Hijas de Jerusalén, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos.