Hizo de plata las columnas y de oro los soportes. El asiento lo tapizó de color púrpura y su interior fue decorado con esmero por las hijas de Jerusalén.
Yo les ruego, doncellas de Jerusalén, por las gacelas y cervatillas del bosque, que no desvelen ni molesten a mi amada hasta que ella quiera despertar.
¡Miren que viene en las nubes! Y todos lo verán con sus propios ojos, incluso quienes lo traspasaron; y por él harán lamentación todos los pueblos de la tierra. ¡Así será! Amén.