«¿Por qué están durmiendo? —les exhortó—. Levántense y oren para que no caigan en tentación».
Cuando llegaron al lugar, les dijo: «Oren para que no caigan en tentación».
El capitán del barco se le acercó y dijo: —¿Cómo puedes estar durmiendo? ¡Levántate! ¡Clama a tu Dios! Quizá tenga piedad de nosotros y no perezcamos.
Cuando terminó de orar y volvió a los discípulos, los encontró dormidos, agotados por la tristeza.